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Las elecciones municipales: ¿aún de “segundo orden”?

By 17 mayo, 2023No Comments

No todos los municipios tienen un comportamiento que se acomoda a la menor relevancia que se presume tienen las elecciones municipales.

Irene Delgado

Catedrática de Ciencia Política UNED

 

La escasa atención prestada a las elecciones municipales en la literatura científica frente a un mayor interés en las elecciones legislativas se debe al hecho de que su análisis es complejo. Bajo la rúbrica de “elecciones municipales” se hace referencia a un número muy elevado de unidades políticas que constituyen un mosaico de realidades completamente distintas en términos políticos, económicos y sociales. A la dificultad empírica que genera analizar datos de más 8.000 municipios se une la diversidad de los rasgos que definen estas unidades genera por su gran dispersión geográfica y su notable fragmentación.

Las convocatorias electorales municipales son procesos heterogéneos condicionados por factores tanto de índole institucional como de índole política. Entre los primeros hay que señalar que en estos procesos coexisten dos sistemas electorales diferentes con sus consiguientes efectos sobre los sistemas de partidos. Pero a su vez, el tamaño de los municipios tiene una importancia significativa sobre las estrategias de los partidos. No es equiparable gobernar las alcaldías de las grandes ciudades o de las capitales de provincia que gobernar en municipios de menor tamaño, sin por ello, obviar la gran importancia de todos los municipios que constituyen el escenario político más cercano al ciudadano.

El próximo 28 de mayo se celebrarán en España elecciones municipales coincidiendo con convocatorias electorales autonómicas. La particularidad de estas elecciones municipales viene conferida por estar convocadas en un contexto que muestra algunas señales de desencuentros en el seno del gobierno de coalición de Pedro Sánchez y por un calendario electoral que fija la celebración de las elecciones generales a finales del año. Sus resultados agregados se podrán analizar bajo los esquemas de las elecciones de segundo orden, es decir, asumiendo que tienen una posición de rango inferior principalmente respecto a las elecciones generales, pero también nos servirán como “termómetro” del clima político y se podrán interpretar como unas elecciones “primarias”.

Para calibrar si una determinada convocatoria electoral puede describirse como una elección de segundo orden (Reif y Schmitt, 1980[1]) ha de adoptarse una lógica comparada. Por un lado, se contrastan los niveles de movilización electoral respecto de los procesos electorales que son calificados primer orden –elecciones legislativas o elecciones presidenciales– advirtiéndose que son menores en elecciones de segundo orden; ser analizan los resultados electorales advirtiéndose que los ciudadanos emiten en estos procesos de segundo orden un voto de descontento hacia el partido del gobierno, de manera que aquel obtendrá peores resultados en estas elecciones a diferencia de si se celebrasen elecciones de primer orden. Esta distribución de apoyos electorales afectará al apoyo que recibe el resto de los partidos de menor tamaño y con escasas posibilidades de representación en la arena política estatal, quienes se benefician de este comportamiento electoral (Delgado, 2008[2]). Para tratar de profundizar en esta dimensión analítica vamos a utilizar únicamente uno de estos indicadores, concretamente el de la participación electoral con objeto de demostrar si la relevancia de las elecciones municipales es menor y si por tanto podemos clasificarlas como elecciones de segundo orden. Los datos del gráfico 1 constatan que hay más electores que acuden a las urnas con ocasión de la celebración de las elecciones generales que quienes lo hacen en las elecciones municipales.

Pero este análisis tan básico a primera vista no considera un aspecto relevante para el caso de las elecciones municipales y es que, la agregación de los resultados esconde realidades políticas muy diversas. Las dificultades analíticas siempre han sido un pretexto para evitar profundizar y contrastar hipótesis que vienen formulando la conveniencia de poner el foco en cada municipio en particular para comprender en mayor medida las dinámicas del comportamiento electoral.

Un ejemplo de este argumento lo avalan los datos de la tabla siguiente. Al realizar la comparación de los niveles de participación entre elecciones generales y elecciones municipales desagregados por tamaños de población observamos una estructura que se mantiene de manera muy estable a lo largo de cuarenta años: a medida que se incrementa el tramo poblacional, aumentan las posibilidades que el voto a las elecciones generales sea superior al de las elecciones municipales. Incluso en los períodos en los que la diferencia entre pares de elecciones generales/municipales se desvían, de manera agregada, a favor de las elecciones generales (1982-1983, 1996-1999 y 2004-2007), la estructura territorial se mantiene. Sucede lo mismo con las elecciones más desviadas a favor de los comicios municipales: en los períodos 1986-1987, 200-2003 y 2011-2011 la estructura por tramos poblacionales persiste a pesar de la clara tendencia al aumento del voto municipal. Esta serie temporal evidencia con claridad las limitaciones del marco referencial de la teoría del segundo orden para describir las elecciones municipales. Entonces, no todos los municipios tienen un comportamiento que se acomoda a la menor relevancia que se presume tienen las elecciones municipales.

Fuente: Magre y Delgado (2020)*

Es cierto sin embargo que el comportamiento en las elecciones municipales se ubica en un marco electoral general que tiene en la arena central su principal punto de referencia para la determinación de las percepciones y estrategias electorales de ciudadanos y partidos. De hecho, el análisis agregado de los resultados de las elecciones municipales ha mostrado con claridad la existencia de un cierto grado de “contagio” del ambiente político nacional sobre el municipal. La situación política nacional y el partido que está en el gobierno son elementos claves para analizar las orientaciones electorales en las elecciones municipales. La evolución de la tendencia ofrece argumentos para confirmar que los partidos en el gobierno sufren pérdidas con ocasión de la celebración de elecciones municipales celebradas durante la legislatura. Bajo este marco analítico, puede afirmarse que los resultados de las elecciones municipales han expresado las pautas de evolución de la competencia electoral a nivel general. Pero a nuestro juicio, la dimensión municipal de la elección incorpora incentivos a un comportamiento diferencial por parte de algunos sectores de electores, lo que se traducen en una cierta especificidad de los resultados.

En cualquier caso advertimos que, de manera progresiva las formaciones políticas han expandido su arraigo territorial a medida que han tomado conciencia de la importancia del gobierno local, tanto para el acceso a las instituciones de segundo nivel como para preparar el asalto a niveles políticos superiores. Sin embargo, sigue existiendo un importante debate académico sobre si las elecciones municipales tienen principalmente un carácter nacional -en su contenido y en sus resultados- o, por el contrario, el voto municipal sigue patrones específicos de competencia electoral y, por lo tanto, responden a pautas de marcado carácter local. En este sentido, las investigaciones aún no son concluyentes. Quedan aún análisis por realizar para poder conocer en qué orden electoral se ubican las elecciones municipales en España.

 

[1] Reif, Karlheinz y Schmitt, Hermann (1980). ”Nine second-order national elections: A conceptual framework for the analysis of European election results”. European Journal of Political Research, (8): 3-44.

[2] Delgado, Irene (2008). “Entre el primer y el segundo orden: ¿qué lugar para las elecciones municipales de 2007?”. Política y Sociedad, (47) 2: 153-173.

*Magre, Jaume y Delgado, Irene (2020). “Las elecciones municipales de 2019 en España”. Anuario del Gobierno Local 2019. Barcelona: Fundación Democracia y Gobierno Local.

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